El Falso Embajador de la India en Huila dio inicio a una película en 1987 |
Corría el año 1962, cuando
un joven seminarista llamado Jaime Torres Ortiz decidió darle un giro a su
vida. Con una mezcla de audacia y carisma, logró convencer a la gente de Neiva,
Huila, de que él era nada menos que el embajador de la India. ¡Sí,
señoras y señores, el embajador de la India!
Imagínense la escena:
Neiva, una ciudad tranquila, de repente se encuentra alborotada por la visita
de un “dignatario internacional”. El rumor se esparce como pólvora: “¡El
embajador de la India está en la ciudad!” Y así, nuestro astuto seminarista se
convierte en la comidilla de la ciudad.
Durante tres días, el
supuesto embajador fue agasajado por la crema y nata de la sociedad de Neiva.
Fue alojado en el Hotel Plaza, uno de los más importantes de la ciudad, y
atendido por el club rotario local. Incluso se realizaron montajes teatrales en
su honor, protagonizados por las hijas de las mejores familias de Neiva.
Pero, como suele suceder
con las mejores historias, la verdad salió a la luz. En el cuarto día, durante
una visita a la sede del batallón, uno de sus condiscípulos del seminario lo
reconoció y gritó: “¡Ole Jaime! ¿Qué haces por acá?” Y así, la gran farsa quedó
al descubierto.
A pesar de todo, la
historia del falso embajador de la India en Huila es recordada con cariño y
humor. Incluso inspiró una película en 1987, “El Embajador de la India”, que
inmortalizó esta divertida anécdota. Y es que, al final del día, esta historia
es un recordatorio de la idiosincrasia colombiana, de nuestra capacidad para
reírnos de nosotros mismos y de las situaciones más insólitas. ¡Viva Colombia,
y viva el falso embajador de la India!
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