CATEDRAL DE NEIVA HUILA COLOMBIA |
El
Departamento del Huila
Según
el historiador
IIdefonso Trujillo Vargas (1999),
todavía en los albores del siglo XX Colombia
no había consolidado su unidad nacional. Los departamentos, que la Constitución
de 1886 había heredado de los Estados Federados que
los precedían, eran inmensos territorios de arraigadas tradiciones de autonomía
regional que no se compaginaban con el férreo esquema centralista adoptado en
el estatuto de Núñez y Caro, y no se adaptaban al nuevo esquema de organización
territorial.
La separación de
Panamá,
a la vez que exacerbó sentimientos nacionalistas, revivió sueños de secesión,
particularmente en el Cauca y Antioquia, donde existían notorios antecedentes y
no disimuladas inclinaciones.
Por Decreto Legislativo 029 del 10 de febrero de 1905, Rafael Reyes convocó una
Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, integrada por tres diputados por
cada departamento,
con dos suplentes cada diputado, designados todos por los Consejos de Gobierno
Departamentales. En su función constituyente, la Asamblea Nacional de 1905
expidió diez actos reformatorios y su función legislativa se tradujo en la
expedición de numerosas leyes.
El
proyecto de ley sobre creación de tres departamentos presentado a la Asamblea Nacional
Constituyente y Legislativa por el Ministro de Gobierno, doctor
Bonifacio Vélez, el 25 de abril de 1905, dispuso en uno de sus artículos la
creación del departamento de Neiva, con capital en la ciudad del mismo nombre,
formado por las provincias de Neiva y el Sur. Al darse el tercer debate, el 27
de abril, el doctor J. M. Quijano Wallys propuso que "se denomine Huila en
vez de Neiva al nuevo departamento", el cual se creó por Ley 46, expedida
el 28 y sancionada el 29 de abril de 1905 (Trujillo Vargas, 1999).
EI15
de junio de 1905 inició vida administrativa el nuevo departamento bajo la
dirección de su primer gobernador, el doctor Rafael Puyo Perdomo, oriundo del
municipio de Tesalia y quien debió afrontar una difícil situación económica.
Desde entonces, el Huila comenzó a gobernar con autonomía sus destinos e inició
un período de continuos esfuerzos en procura del progreso. Para el gobierno la tarea se orientaba en la construcción de nuevas
vías que facilitaran el comercio y estimularan la producción y a salvar, con
barcas, el gran escollo en lo que se había convertido el río Magdalena. Para
los particulares, la empresa consistía en incorporar a la actividad agrícola
nuevos productos y a promover el desarrollo de
obras que dieran paso a la modernidad, tales como el ferrocarril, las carreteras,
los puentes y la electrificación. Con estos elementos, de uno y otro sector,
reunidos por la fuerza convincente de la iglesia, se formó una generación de hombres
que marcó con sello característico a la sociedad huilense.
En
lo político
y social este período se caracterizó por una constante disputa entre
liberales y conservadores. Unos utilizaban los púlpitos de las iglesias y otros
los editoriales de los periódicos para señalar su profundo e irreconciliable
desacuerdo. Monseñor Rojas Tovar se empeña en defender y afianzar los principios
de la religión católica y del conservatismo, mientras los liberales, entre
ellos los doctores Anselmo Gaitán Useche y Ramón Alvira Durán,
asumen la tarea de defender el progreso y el libre pensamiento. Bajo la tutela
del prelado se va formando una generación de huilenses
que heredarán la dirección del departamento y actuarán en él hasta más
allá de la mitad de siglo. A su turno, otros hombres empresarios y
progresistas, como Reinaldo Matiz Trujillo, Leónidas Lara y Jorge Villamil
Ortega, intentarán aclimatar empresas modernas de electrificación, transporte,
comercio, diversión y producción cafetera.
Era
el período del
champán, de los movimientos de protesta de los bogas, de la llegada
de los hidroaviones de la Sociedad Colombo-Alemana de
Transporte Aéreo, SCADTA (el 19 de octubre de 1920 llegó a Neiva el
primer hidroavión), de la iniciación de carreteras en el departamento, de la
gran depresión y de la caída de la hegemonía conservadora. Construcción de
carreteras El
historiador Bernardo Tovar Zambrano (1996)
señala que en los años veinte se inició la construcción de algunas carreteras:
en 1923 existían apenas 30 km construidos y 15 en proceso de construcción.
Texto extraído del libro “Huila, Montaña Luminosa” del historiador Camilo
Francisco Salas Ortiz
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