Estructura Socioeconómica
El
nuevo orden
político de la república no modificó
las estructuras
económicas y sociales de la provincia.
Las grandes haciendas productoras de
ganado y la agricultura básica continuaron siendo la expresión de la actividad
regional. El comercio,
muy reducido, seguía practicándose por la vía central constituida por el camino real que unía a Quito con Santafé y
que estaba impulsado por una producción artesanal, especialmente de sombreros
suaza y pindo. En la primera mitad del
siglo XIX, el territorio que hoy conforma el departamento ya presentaba un
perfil consolidado de ocupación demográfica, de sur a norte.
Los
flujos
migratorios en el territorio huilense en su doble función, emigración e inmigración,
fueron motivados por factores económicos, por apertura de vías y por
situaciones de alteración
de orden público.
El
cultivo del cacao, como actividad económicamente productiva, se constituyó en la
dinámica de las poblaciones surgidas a finales del siglo XVIII. Neiva se
fortaleció en su papel jerárquico de centro de acopio por su localización de puerto
sobre el río Magdalena e indispensable para el intercambio comercial hacia Honda, Mompós y, finalmente, a Cartagena, y
por recibir, a través del mismo recorrido, los productos importados para la distribución
en las diferentes localidades.
La
frontera agrícola se amplió al surgir la explotación de
la quina, entre 1850 y 1875. Por tal motivo, la colonización de tierras en el
oriente y el suroriente fortaleció a las poblaciones comprendidas dentro de las áreas macizo colombiano y la cordillera
Central.
La
producción de quina se comercializaba a
través de Neiva. (Ruiz Ulloa, 1991). Con la disminución de la producción de quina,
el proceso de explotación y comercialización del caucho se consolido entre los
años de 1875 y 1905.
Éste sirvió para dinamizar los asentamientos de la franja oriental
del departamento, anteriormente vinculados al proceso de explotación de la
quina. Para la comercialización
del caucho se utilizó la
infraestructura de caminos que se abrieron para la explotación de la quina y
que comunicaba al Meta y el Caquetá con Neiva, donde funcionaban siete casas
comerciales, y de allí al exterior.
Texto extraído del libro “Huila, Montaña Luminosa” del historiador Camilo
Francisco Salas Ortiz
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