Imagen suministrada por el antropólogo Miltón Rojas Suarez Parque de San Agustín en el Huila, Colombia |
En
la soledad de cañones y montañas del macizo colombiano, el hombre agustiniano
preocupado por su impotencia frente a las fuerzas incontrolables de la
naturaleza, sintió la necesidad de alguna protección, de seres especiales que
cuidaran de ellos.
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Y así, poco a poco fueron creando sus deidades a la medida
en que fueron necesitando de su ayuda. Y son los chamanes que llevaban una piel
de Jaguar para representar su autoridad, dueños del conocimiento, quienes toman
posesión de estos miedos, chamanes masculinos, con caras felinas (máscaras) y
que se encuentran en contextos funerarios, como una forma de proteger el paso
al más allá.
La
cultura de San Agustín es conocida por sus rituales funerarios complejos. La estatuaria
era sorprendente, de gran tamaño y eran hechas de piedra. Estas enormes
estatuas se caracterizan por su gran dimensión y diseño, algunos miden hasta 5
metros. Parece que los agustinianos primero hacían bocetos sobre la piedra
antes de esculpirlas. Después de talladas las pintaban. Estatuas que fueron
hechas con fines religiosos, y se colocaban principalmente en espacios fúnebres
y otros lugares de entierro para acompañar al cadáver.
La
mayoría de las esculturas comparten una mezcla de aspectos humanos y
características animales, es decir, rasgos antropomórficos y zoomórficos.
Muchas de estas piezas escultóricas se puede observar en el Parque Arqueológico
de San Agustín, Colombia.
Hay
un predominio de las figuras femeninas, razón por la cual se supone que la
organización social era matriarcal. Las
representaciones de deidades femeninas, asociadas al agua, la noche y la luna,
se distinguen porque en el tratamiento de la cabeza y el rostro, tienen una
expresión muy suave, mediante los detalles de los ojos, la nariz y la boca, la
que a veces tiene una leve sonrisa. La deidad "solar" se manifiesta
por el penacho de plumas que tiene sobre la cabeza como tocado.
El cincel o
hacha de la mano derecha simboliza el "rayo". El caracol de la mano
izquierda representa la fuerza genética masculina. Es un elemento fálico al
igual que el miembro viril, ceñido y anudado al cordón.
Los
dólmenes funerarios se ubicaron en centros ceremoniales, lugares cuya jerarquía
era señalada en la superficie mediante la ubicación de esculturas de seres
fantásticos relacionados con sus mitos ancestrales, los principales eran figuras zoomorfas. Dentro de la temática
zoomorfa del arte agustiniano, se destacan el águila y la serpiente.
En la
escultura donde el águila toma a la serpiente con el pico y las garras, por la
cabeza y la cola inmovilizándola, representa la lucha mortal entre estos
animales. Pero, más allá de ésto, simboliza la oposición dualista de elementos
contrarios, una de las constantes en la escultura agustiniana.
La Cultura Agustiniana, también conocida como la Cultura de San Agustín, es una de las más antiguas de Sudamérica y se desarrolló en el Valle del Alto Magdalena, en el sur de Colombia. Esta cultura es famosa por sus rituales funerarios complejos y su impresionante producción de esculturas monolíticas.
Las estatuas de la Cultura Agustiniana son particularmente notables. Estas esculturas de gran tamaño, talladas en piedra, a menudo representan figuras mitológicas y se cree que marcaban las tumbas de personajes importantes. El líder religioso de esta cultura, a menudo un chamán, llevaba una piel de jaguar para representar su autoridad. El jaguar era adorado y generalmente considerado un símbolo de poder en la región.
Además de las estatuas, la Cultura Agustiniana también es conocida por sus dólmenes y montículos, que formaban parte de sus rituales funerarios. Estos monumentos, junto con las estatuas, indican que la muerte y los ritos funerarios eran de gran importancia para la Cultura Agustiniana.
En cuanto a los petroglifos, aunque no se mencionan específicamente en las fuentes consultadas, es probable que también fueran una parte importante de la expresión cultural de la Cultura Agustiniana, dada su habilidad para trabajar la piedra.
En resumen, las estatuas, petroglifos y otros monumentos de la Cultura Agustiniana son un testimonio de su respeto por la muerte y su habilidad para la escultura. Estos artefactos, junto con los rituales funerarios complejos, son un reflejo de la rica y milenaria cultura de esta civilización precolombina.
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